sábado, 14 de agosto de 2010

Diario de Misión Invierno 2010. Capítulo 2

Escribe Lucas Quintana:
"Grandes cosas"

Antes de comenzar a contar algunas de tantas cosas que hice en la Misión me presento, mi nombre es Lucas o Diego, asi me bautizó el Padre Jorge, soy el esposo de Gaby y papá de Malena de 5 años, fuimos la familia completa a Napenay.

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Eso de ir en familia y compartir las mismas cosas fue maravilloso nos hizo muy bien, como así también a la gente de allá, ya que estábamos por todos lados y en casi la mayoría de las actividades y ellos veían en nosotros eso de estar unidos y les servía de ejemplo.
Otra de las cosas siempre estaban pendientes de nosotros, me refiero a todos en general, a nuestros compañeros en la Misión y a los jóvenes y a los no tan jóvenes, a los niños y sus padres, se ocupaban de que no nos faltara nada de que Male estuviera protegida y no se aburriera,etc.. Lo que nos sorprendió con Gaby es que nuestra hijita se portó de lo mejor, adaptándose a un lugar y a gente que no conocía en su mayoría.

Bueno ahora si paso a contarles, me tocó estar en el grupo de los niños, preparando la merienda, leche con chocolate y cereales, para las 17 hs., realizando esta tarea junto con Normita o Martita, una más bautizada asi, saben por quién verdad?, y formando parte también junto a Gaby y Normita del grupo de los matrimonios.

Como experiencia uno aprende de todo, no! Ver a los niños llegar a la Capilla Santa Ana, donde nos reuníamos a las 15hs para jugar, conocer a Dios nuestro amigo, rezar, merendar, etc. Es increíble, tantos niños, de donde salían? No sé; los niños estaban más que contentos, porque no iban sólo por la leche, nos dabamos cuenta de eso porque, participaban de las canciones, las actividades, y después de merendar hasta se quedaban a la Misa. La mirada que nos hacían esos niños con un agradecimiento tan profundo, cuando le servíamos la leche con el cereal no me olvidaré jamás.


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Con el grupo de los matrimonios fue algo que me sorprendió, se comunicó el primer día que había una reunión para matrimonios o prejas después de misa alrededor de las 20 hs., ese día pensé no vendrán muchas, pero me equivoqué gracias a Dios y al pasar los días éramos cada vez más, no quiero mentir pero creo que llegamos a ser algo asi como diez o doce parejas, fue extraordinario, se hizo una breve presentación de quienes eran, cuanto hacen que están juntos, como se conocieron, como esta compuesta su familia, etc. Nos divertimos y nos emocionamos tanto con esas historias no se imaginan, es más había una pareja que se venían del campo con sus hijos para aprovechar al máximo estos encuentro, me refiero al de los niños, jóvenes y parejas, saben en que venían? En bici, el traía a su mujer y sus dos hijos uno en cada una de las bicis, desde dónde? De 7 (siete) kilómetros del pueblo, ver en este caso el esfuerzo y la ganas de querer compartir junto a todo el grupo hacia que tuviéramos más ganas de seguir por más cansados que estuviéramos. En el grupo habían parejas de todas las edades muy jóvenes como adultos, y de distintas situaciones económicas, todos muy respetuosos con sus prógimos.


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Quedaron muy conformes y agradecidos por lo que hicimos por ellos, y no se imaginan ellos lo agradecidos que estamos nosotros, lo bueno es que se comprometieron en seguir juntándose, para poder escucharse, ayudarse, y ayudar a la comunidad, muy lindo en realidad lo que se logró.

También otra de las cosas que hicimos con Belcha, ( un misionero estupendo, generoso, UN AMIGO, que conoci gracias a esta misión), algunos jóvenes y personas de la comunidad una casita, si una casita!!! Para la Sra Julia y su hija Susana, mas conocidas como las bandanitas. Creo que Dios sabe perfectamente cuándo y dónde. Aprendimos tanto de esta Obra que el Señor nos envió a realizar, como ayudaron todos a realizar esto, cuando volvían o antes de irse a trabajar se llegaban para ayudar en cualquier cosa, nos acercaban para llevarnos comida, (uanque creo que era para que no nos moviéramos del lugar jaja!!!), quizás piensen que no es tan difícil. La verdad que no, Dios nos proveyó de todo, lo principal creo yo LA ALEGRIA con la que contábamos siempre y a cada momento, no sentíamos cansancio, ni pensábamos en el tiempo, queríamos terminar lo mas pronto posible para que Julia y Susana tuvieran mayor comodidad, ahora poder observar la sonrisa de ellas al ver como se levantaban las paredes, se ponía el piso, y el techo, era único.


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Bueno algo que me quedo de esto es que es Señor nos AMA y hace todo por nosotros y nosotros como hijos de El se lo demostramos con cada uno de estos gestos sean grandes o pequeños, significativos por su magnitud o insignificantes.

GRACIAS A TODOS LOS QUE COLABORARON DESDE AQUELLOS QUE SE HACERCARON HASTA LOS QUE REZARON POR NOSOTROS, MUCHAS GRACIAS TAMBIEN A TODA LA COMUNIDAD DE NAPENAY.

UN ABRAZO.

Lucas Diego Quintana

martes, 10 de agosto de 2010

Diario de Misión Invierno 2010. Capítulo 1

Escribe Hermana Lidia:
"Llévame donde los hombres
necesiten tus palabras…"
Hola. Soy la hermana Lidia y para mí es una inmensa alegría poder llegar por segunda vez hasta Chaco-Napenay, con el fin de llevar la Buena Noticia a mis hermanos. ¡Qué hermosa misión que Dios nos ha confiado!

Las personas de ésta comunidad, nos hacen sentir parte de la misma, siempre nos esperan con mucho entusiasmo y cada vez que vamos, nos reciben con tanto amor, nos brindan mucho cariño, son generosos y acogedores.

Por la mañana visitamos los hogares y por la tarde se realizan distintas actividades.

Un grupo de misioneros trabajamos con los niños.

En verdad, yo sentía que mi corazón rebosaba de alegría al ver tantos chicos que llegaban sonrientes, la mayoría, de la mano con los hermanitos hasta la Capilla Santa Ana, para compartir con nosotros un momento de alegría. Gozaba de una convicción de que Jesús estaba contento en medio nuestro, acompañándonos, ya que todos sabemos que los niños son sus preferidos.

En éstos encuentros con los niños tenemos catequesis, compartimos la palabra de Dios, rezamos, cantamos, jugamos, bailamos…etc. y terminamos con la merienda, la cual brindamos todos los días y en diferentes sectores del pueblo. Llevamos a los chicos en procesión hasta el lugar, con la intención de invitar y animar a aquellos, que por vergüenza o timidez, no se animan a acercarse. Es grandioso ver la cantidad de chicos que se acoplaban al grupo y comenzaban a compartir con nosotros en los días siguientes.

Es admirable la voluntad de los jóvenes del lugar, quienes generosamente nos ayudaban con todos los niños.

Me alegraba infinitamente contemplar que los chicos, luego de la merienda, la mayoría volvían con nosotros para participar de la Santa Misa, incluso algunos formaban parte del coro… disfrutaron hasta el máximo!

Resaltar también que todos los chicos son muy cariñosos. Una niña, hija de los hermanos Cristianos Evangélicos, mientras nos encontrábamos en plena Misa, me abraza fuertemente y me susurra en los oídos: “Vos sos mi mamá, te quiero con todo mi corazón”. Verdaderamente fue un momento muy emotivo para mí, una grata experiencia…inolvidable!!!

Realmente durante la misión no hay descanso, pero por otro lado, no se pueden expresar en palabras, la felicidad, la paz y la satisfacción inigualable que uno experimenta. Es un momento de gracia, de bendición y de un amor tan intenso que te hace olvidar por un momento, de todos los problemas que uno pueda tener; el tiempo se pasa sin que uno se dé cuenta, se siente la presencia de Dios de una manera muy fuerte, es un clima muy especial…

Es impresionante ver cómo Dios se manifiesta continuamente en las pequeñas cosas, colma a su querido pueblo Napenay de abundantes gracias y bendiciones, lo llena de su amor y misericordia. Ciertamente los misioneros somos simples instrumentos, es Dios mismo Quien obra maravillas en su pueblo y nosotros somos testigos de todo esto. Estamos convencidos de que Jesús es el Buen Pastor que ama a sus ovejas y llega a cada una de ellas hasta el lugar en que se encuentra.

Nos acompañaron con sus oraciones nuestros seres queridos, amigos y familiares, esto fortalecía nuestro espíritu misionero, así también los mismos hermanos de Napenay. Muchos oraron por nosotros personalmente con la imposición de las manos, aquí se podía percibir claramente la intensidad de la fe de cada persona. Esto fue un momento de mucha emoción, de mucha paz…

¡Que maravilla! ¡Que regalo de Dios!

Ruego a Dios que suscite en su iglesia, abundantes vocaciones misioneras, para que Él sea anunciado, amado y servido por todos los hombres. Esto se realiza sin pretender premios materiales, Dios mismo se encarga de recompensar todo, ya aquí en la tierra, permitiendo disfrutar de una gran tranquilidad, serenidad y dulzura que superan todos los gozos humanos…son cosas fundamentales para la vida del hombre y que no se pueden comprar con dinero!!!

Alabado sea Dios!!!

“El amable Jesús es Quien me conduce y me permite éstos pasos”

(Ma. Antonia de San José)

Hermana Lidia Mendia Benitez. Hija del Divino Salvador